Reducir la presión arterial en personas mayores es posible gracias a un simple hábito saludable

Aproximadamente el 80% de los adultos mayores en Estados Unidos tienen presión arterial alta. Sin embargo, mantener una tensión arterial saludable es esencial para protegernos de afecciones graves como insuficiencia cardíaca, ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares. De hecho, la hipertensión es conocida como “el asesino silencioso”, ya que a menudo no presenta síntomas evidentes.

Desde ViveLibre seguimos de cerca las noticias referentes a salud, investigación y tecnología al servicio de las personas, y hoy os traemos los detalles de este nuevo estudio, publicado el en el Journal of Cardiovascular Development and Disease, que revela que el simple hábito de caminar alrededor de 3.000 pasos al día puede reducir de manera significativa la presión arterial alta en adultos mayores.

El estudio

La investigación, realizada por la profesora de kinesiología en la Universidad de Connecticut, Linda Pescatello, junto a Elizabeth Lefferts y el laboratorio a cargo de Gloria Lee en la Universidad Estatal de Iowa, se llevó a cabo con el propósito de determinar si las personas mayores con hipertensión podrían recibir beneficios al incrementar moderadamente su caminata diaria.

Los participantes fueron adultos sedentarios de entre 68 y 78 años de edad que caminaban en promedio unos 4.000 pasos por día antes del estudio. Estos recibieron un kit con podómetros, monitores de presión arterial y diarios de pasos para que llevaran el registro de cuánto caminaban cada día.

“Todos tendremos presión arterial alta si vivimos lo suficiente, al menos en este país”, dijo Linda Pescatello en un comunicado de prensa de la universidad. “Esa es su prevalencia”.

En primer lugar, los participantes registraron su presión arterial y frecuencia cardíaca, en lo posible a la misma hora cada día. También midieron y registraron sus pesos y completaron cuestionarios sobre los alimentos ingeridos, los determinantes cognitivos sociales de la actividad física para investigar su percepción del riesgo, expectativas de resultados, motivaciones e intenciones antes de comenzar la intervención. Se promediaron las respuestas a cada cuestionario para crear una puntuación global de motivación y acción.

Entonces, la intervención consistió en dos fases: durante la primera, activa (semanas 1-10) se brindó asistencia para el cambio de conducta con el fin de ayudar a alcanzar los objetivos de los pasos y durante la segunda, de automantenimiento (semanas 11-20) se proporcionó una asistencia mínima.

Los participantes no debían alcanzar un recuento de pasos diarios según un requisito estricto de tiempo o intensidad de la marcha, sino que debían acumular pasos durante el día de cualquier manera acorde con su estilo de vida. Se les solicitó que el aumento de la cantidad de pasos fuera gradual para disminuir el riesgo de lesiones. Se obtuvieron promedios de la actividad realizada durante todos los días, con 10 horas de uso del podómetro electrónico, como mínimo.

La investigación determinó que la presión arterial sistólica y diastólica de las personas disminuyó en un promedio de 7 a 4 puntos, respectivamente. La sistólica, el número superior en una lectura de presión arterial, es la presión ejercida contra las paredes de las arterias cuando el corazón se contrae; la diastólica es la presión cuando se relaja.

“Otros estudios sugieren que disminuciones de estas magnitudes corresponden a una reducción del riesgo relativo de mortalidad por todas las causas del 11% y del 16% para la mortalidad cardiovascular, una reducción del 18 % en el riesgo de enfermedad cardíaca y una reducción del 36 % del riesgo de accidente cerebrovascular”, refleja la universidad en su publicación.

Hábitos saludables y medicación

“Es emocionante que una simple intervención en el estilo de vida pueda ser tan efectiva como el ejercicio estructurado y algunos medicamentos”, dijo la autora principal, Elizabeth Lefferts, del Departamento de Kinesiología en la Universidad Estatal de Iowa.

Los resultados serían equivalentes a las reducciones observadas con medicamentos para la hipertensión arterial. Incluso ocho participantes que ya estaban tomando medicamentos para la presión arterial alta vieron mejoras en la tensión arterial sistólica al aumentar su actividad física diaria.

“En un estudio anterior, descubrimos que cuando el ejercicio se combina con medicación, refuerza los efectos de los fármacos para reducir la presión arterial”, dijo Pescatello. “Solo habla del valor del ejercicio como terapia antihipertensiva. No es para negar los efectos de la medicación en absoluto, pero es parte del arsenal de tratamiento.”

De hecho, la velocidad al caminar y cuánto tiempo caminaba una persona no resulta tan importante como simplemente aumentar el total de pasos. Es algo que tenemos que hay que tener en cuenta y convertir en un hábito diario. Sacar a pasear por ejemplo, a nuestra mascota, aquí puedes ver todos los beneficios que aportan a las personas mayores, teniendo en cuenta estos datos, puede hacernos aprovechar al máximo ese momento.

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