Natación adaptada: a veces ganar no es llegar el primero
El aforamiento se fue silenciando poco a poco cuando el juez principal dio el primer aviso de la salida. Sonó el segundo silbido y los nadadores fuimos subiendo al trampolín. La tensión de no fallar en la salida fue en aumento, solo quedaba la famosa palabra “preparados” y el tercer silbido que daría el inicio a la carrera. Mi última carrera, pero los nervios eran como los del primer día. Se oyó el “piiiip”, y todo empezó y terminó. Era el año 2010 y con ella se cerraba una etapa de mi vida de más de diez años en competición con grandes momentos. De grandes sueños y de algunas decepciones. Hoy ya han pasado casi seis años, pero lo que me ha dado la natación adaptada no me lo podrá quitar nadie.
La mayoría de las personas conocen los beneficios de la natación para nuestro cuerpo y conocen a los grandes atletas actuales; nombres como son Michael Phelps, Ian Thorpe o Ryan Lochte en categoría masculina, y Katie Ledecky, Missy Franklin y, cómo no, Mireia Belmonte en categoría femenina.
La natación adaptada se declaró paralímpica en Roma en el año 1960, fueron los primeros juegos en celebrarse de estas características. Hay que hacer mención expresa del equipo español por su enorme potencial competitivo en este deporte durante estos últimos años. Todo gracias a grandes deportistas de la talla de Teresa Perales, Esther Morales, Sarai Gascón, Enhamed Enhamed, Miguel Luque, Julia Castelló, Carla Casals, David Levecq, Xavi Torres, entre muchos otros.
Pero me pregunto, ¿se conoce la natación adaptada? ¿Se tiene conciencia de todo lo que hay detrás de todos estos magníficos atletas de nuestra natación? Me atrevería a decir que no.
La mayoría de personas no están familiarizadas con el deporte adaptado, y desconocen las diferencias que se implementan para garantizar esta adaptación. En concreto en la natación adaptada las normas son diferentes. Se practican cuatro estilos: el libre, la espalda, la braza y la mariposa. Otra de las peculiaridades es que los deportistas pueden salir desde tres posiciones distintas: de pie sobre el trampolín, sentado en el trampolín y directamente de dentro del agua.
Otra característica importante es la clasificación de los nadadores. Al ser un deporte que pueden practicar todas las personas con algún tipo de discapacidad, los nadadores son clasificados en función de cómo afecta su discapacidad a la hora de practicar cada estilo. Y la última, pero quizás la más destacable de las diferencias entre la natación adaptada y la natación normalizada, es todo lo que te aporta.
No es fácil nacer en este mundo con algún tipo de discapacidad y seguramente la peor etapa de la vida que uno puede tener en esas circunstancias es la de la infancia, ya que a veces puede resultar difícil hacer comprender a otros niños que todos somos diferentes.
La natación me ha dado la oportunidad de aprender desde muy pequeño el significado de valores como el compañerismo, el esfuerzo o el sacrificio. Comprobar como todos los nadadores puede superarse día a día a pesar de sus grandes limitaciones, permite darse cuenta de cómo su voluntad y motivación les lleva a lograr lo que se proponen. Es inexplicable la sensación de ver a compañeros sin brazos ni piernas, nadar, superar sus marcas y conseguir las necesarias para el siguiente campeonato. O ver a personas con una parálisis cerebral muy severa superarse en cada carrera, con todo el esfuerzo que supone para ellas una simple brazada.
Estoy muy orgulloso de haber participado en este deporte, de haber conocido y formado parte de un equipo con gente de la talla de Esther Morales y Jaume Monasterio; de haber tenido grandes entrenadoras como Rosó y Montse y de haber coincidido durante todos estos años con algunos de los grandes nadadores que he mencionado entre muchos otros (no quiero olvidar a nadie).
Aquel año mi vida tomó otro rumbo: centrarme en los estudios en la Universidad. Pero de todos ellos y de cada competición me llevé una cosa nueva a casa. Seré siempre un hincha de este deporte. Y hoy ya estoy ansioso por poder animar a algunos de mis antiguos contrincantes y compañeros en los próximos juegos paralímpicos de Río. La natación es un deporte aparentemente individual y solitario, pero en estas circunstancias, se convierte en un deporte colectivo.
Es verdad que en el momento en que suena el tercer silbido del árbitro, todos queremos ganar y ser los primeros en tocar la pared. Pero fuera, y algunas veces dentro de la piscina, estos detalles se olvidan y vemos que todos somos un grupo.
A veces ganar no es llegar el primero, a veces ganar es ser lo que somos.