Mejorar la comunicación con las personas mayores

La comunicación no es solo hablar, hay que saber escuchar y comprender. Según se va envejeciendo estas necesidades se acentúan. Es parte esencial de los cuidados integrales para los mayores fomentar la proximidad con y entre ellos, la empatía, y también comprender los momentos de tristeza que se pueden presentar en el día a día de las personas de mayor edad.

Para lograr una buena comunicación con ellas es necesario conocer la personalidad, los gustos y aficiones de los mayores. Los sentimientos, el respeto y el apoyo son parte sustancial y activa de la comunicación.

Aprender a utilizar ciertas técnicas de comunicación pueden facilitarnos establecer relaciones más satisfactorias con todos ellos.

 

¡Cuidado con las barreras comunicativas!

 

Hay que conocer qué obstáculos más habituales podemos encontrar en el ámbito de la comunicación. Bien porque los sentidos de la vista o el oído estén afectados o por problemas de salud severos. Determinados cambios físicos o psicológicos como el Alzheimer o la demencia, la pérdida de memoria o trastornos del lenguaje pueden generar en ocasiones un entorno complicado para una comunicación fluida. Para ello es necesario contar con paciencia, darles tiempo a nuestros interlocutores, hablar claro y en un tono adecuado. Ajustar el volumen de tu voz no significa gritar. Adapta tu voz a las necesidades auditivas de cada persona para que sea una conversación en un tono agradable. También es necesario vocalizar bien, establecer contacto visual, utilizar frases sencillas y evitar que la persona mayor sienta frustración si no encuentra las palabras.

El ambiente en el que uno se comunica también es importante. El ruido es uno de los elementos que más pueden afectar la interacción y causar distracciones. En el caso de personas con deterioro cognitivo, un exceso de estímulos puede generar situaciones de angustia.

 

La clave de la comunicación es la paciencia

 

A la hora de entablar conversación con una persona mayor o con dificultades en el lenguaje transmitamos calma, y además de respeto, utilicemos el humor. Sonreír y bromear alivia la tensión, fortalece los vínculos, aporta seguridad a los mayores y ayuda a hacer frente a situaciones estresantes de una forma más relajada.

No comentes varias cosas a la vez, céntrate en un tema. Permite momentos de silencios y escucha con atención. Mientras hablas tú, no utilices solamente el lenguaje verbal, incorpora el lenguaje corporal y consulta con ellos para comprobar su comprensión. No te inquietes si tienes que repetir lo que has dicho.

 

Saber escuchar

 

No intuyas las respuestas, ya que es esencial que la persona mayor no pierda su autonomía. Hay que intentar ofrecerles siempre que sea posible la oportunidad de hablar, que nos den su opinión y que participen contando sus experiencias.

Una de las mejores maneras de iniciar una conversación puede ser una pregunta. Pídeles que te cuenten algún recuerdo, cuál era su lugar favorito, cómo eran las fiestas en su época, cómo se divertían o qué planes tenían.

A medida que pasan los años, y teniendo en cuenta el estado de su salud, una persona puede ir perdiendo su interacción social. Esto refleja que mantener una comunicación efectiva no es solo fundamental para su calidad de vida, sino que además es esencial para evitar el sentimiento de soledad. Adereza tus conversaciones con una sonrisa, una caricia o cualquier muestra de cariño que hagan que nuestros mayores se sientan cómodos.

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