Grasa: funciones y consecuencias
El sufijo aza/azo en castellano puede tener un significado, entre otros, aumentativo (por ejemplo, ojazo), o despectivo (grasaza). Lo mismo pasa con el sufijo -ota. Puede tener un significado aumentativo o despectivo: por ejemplo narizota, tripota o grasota.
Grasas (o lo que es lo mismo, lípidos) las hay de diferentes tipos: colesterol, triglicéridos, y fosfolípidos. No están sólo por fastidiar, tienen diferentes funciones y todas relevantes. Forman las membranas celulares, ayudan a absorber vitaminas o a formar compuestos biológicos (sales biliares, hormonas esteroideas…). Se acumulan en el tejido adiposo constituyendo la gran reserva energética del organismo y acolchan y protegen los órganos torácicos y abdominales.
Grasa y tejido adiposo
Aunque en general “grasa” y “tejido adiposo” se usen como términos sinónimos, el tejido adiposo no solo está formado por grasa, y el contenido de grasa del tejido adiposo no es el mismo a todas las edades.
Dentro del tejido adiposo se distinguen dos variantes: la mayoritaria es el adiposo blanco, que sirve de depósito de energía. La otra, el tejido adiposo pardo, convierte la energía de los ácidos grasos en calor, lo que contribuye a mantener la temperatura corporal. Su proporción es más elevada en los recién nacidos dada la sensibilidad de estos al frío externo. A esa edad, supone el 5% del total de la grasa corporal, y su porcentaje va disminuyendo a medida que crecemos.
Localización del tejido adiposo
En el caso del tejido adiposo no solo importa la cantidad del mismo que tengamos, sino también su distribución, ya que dependiendo de dónde se localice, las implicaciones son diferentes cara a la aparición de enfermedades. No tiene el mismo riesgo la persona que acumula tejido adiposo subcutáneo en glúteos y piernas, que la que lo acumula en el abdomen. El acúmulo abdominal suele reflejar el tejido adiposo que rodea a las vísceras, y es éste el que se relaciona con enfermedades metabólicas y cardiovasculares. Cuanto mayor sea el tejido adiposo intraabdominal, mayor es el riesgo de resistencia a la insulina, desarrollo de diabetes, o presentación de problemas cardiovasculares como la hipertensión arterial.
Relación entre grasa y diabetes
La forma más precisa de determinar dónde se produce el acúmulo de tejido adiposo es mediante pruebas de imagen. Hace un par de años se publicaba un estudio en Reino Unido en el que se analizaba mediante inteligencia artificial aplicada a imágenes de resonancia magnética, la cantidad de grasa alrededor del corazón, y se veía que a mayor cantidad de grasa, había una probabilidad significativamente mayor de desarrollar diabetes. Ya que la aplicación cotidiana de este tipo de pruebas es inviable por su elevado coste, en la práctica diaria se utilizan medidas antropométricas.
Aunque no constituye una medición directa de la adiposidad, el método más usado para calibrar la obesidad es el índice de masa corporal, que equivale al peso/talla elevada al cuadrado (en kg/m2). Un valor superior a 25 es indicativo de sobrepeso. Si es superior a 30, obesidad.
Obesidad y exceso de grasa
La obesidad es el exceso de tejido adiposo, y aunque en general se considera equivalente obesidad y aumento de peso corporal, no siempre es así. Hay personas muy musculosas que pueden tener sobrepeso según el valor numérico sin tener incremento de la adiposidad. Es por ello que también se utilizan medidas adicionales para estimar la grasa visceral como el perímetro abdominal, o relaciones entre perímetros.
El índice cintura /cadera se basa en la relación entre el perímetro abdominal y el de la cadera. O el índice cintura/altura, basado en la relación entre el perímetro abdominal y la altura. Por ejemplo, una persona que mida 170cm y tenga un perímetro abdominal de 96 cm, tendría un índice cintura/altura de 0.56 (96cm divididos entre 170cm =0.56). Se estima que el índice cintura/altura mayor de 0.5 es indicativo de adiposidad central elevada y por tanto riesgo aumentado de enfermedades.
Grasota, grasaza… ya se ha mencionado que las grasas desempeñan papeles muy importantes para el correcto funcionamiento del organismo, con lo que no es necesario recurrir al sentido despectivo de estos términos. Mejor si sólo nos referimos al tejido adiposo en sentido cuantitativo, y mejor aún si estamos atentos a que su acumulo no se produzca sobe todo en el abdomen.