Ejercicio e insulina: buenos aliados
Hacer ejercicio es para todos: jóvenes y mayores. Cualquier actividad deportiva puede ser placentera, siempre y cuando la convirtamos en una experiencia positiva que nos atraiga. Además de sumar también metas y superación y donde nuestras habilidades sean proporcionales a sus dificultades. También es fundamental el ejercicio para las personas con diabetes. Ejercicio e insulina son buenos aliados.
Un valor añadido: nuestra salud
Se ha demostrado que aquellos que practican deportes con regularidad son más optimistas. Sufren menos presión y ansiedad, y su estado de ánimo tiene menos altibajos. Además de ser más resistentes a algunas enfermedades físicas y emocionales.
Los ejercicios aeróbicos frecuentes y regulares ayudan a prevenir y tratar la tensión arterial alta, la obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes y mejoran la calidad del sueño. Por otro lado, la actividad física moderada fortalece el sistema inmunológico, este se vuelve menos susceptible a los resfriados y la gripe.
El ejercicio y los deportes son una técnica de manejo del estrés muy eficaz. Aumentan los niveles de serotonina y endorfinas en el cerebro, lo que a su vez lo vuelve a uno alegre, activo y con una mayor autoestima.
Insulina y ejercicio
Pero queremos centrarnos en su influencia sobre una enfermedad tan importante como la diabetes. La diabetes es una condición de salud crónica que afecta a la forma en que nuestro cuerpo convierte los alimentos en energía. La mayoría de los alimentos que ingerimos se descomponen en azúcar (glucosa) y se liberan en la sangre. Cuando nuestro nivel de azúcar en sangre aumenta, le indica al páncreas que libere insulina. Esta actúa como una llave para permitir que el azúcar en la sangre ingrese a las células de nuestro cuerpo para usarla como energía.
Si tenemos diabetes, nuestro cuerpo no produce suficiente insulina o no puede utilizar la insulina que produce tan bien como debería. Cuando no hay suficiente insulina o las células dejan de responder a la insulina, queda demasiada azúcar en la sangre. Con el tiempo, eso puede causar problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas, pérdida de la visión y enfermedad renal.
Hay tres tipos principales de diabetes: tipo 1, tipo 2 y diabetes gestacional (diabetes durante el embarazo).
La diabetes tipo 1 es causada por una reacción autoinmune que impide que el cuerpo produzca insulina. En la diabetes tipo 2, nuestro cuerpo no usa bien la insulina y no puede mantener el azúcar en sangre en niveles normales. Aproximadamente el 90-95% de las personas con diabetes tienen el tipo 2. Se desarrolla durante muchos años. Es posible que no notemos ningún síntoma, por lo que es importante hacerse una prueba de azúcar en sangre si está en riesgo. La diabetes tipo 2 se puede prevenir o retrasar con cambios saludables en el estilo de vida. Por ejemplo, perder peso, comer alimentos saludables y mantenerse activo.
¿Qué es la insulina y por qué el ejercicio mejora su sensibilidad?
La insulina es una hormona que lleva a cabo acciones no sólo en el metabolismo de los glúcidos, sino también en el de los lípidos y proteínas. En cuanto a los glúcidos, la insulina favorece el uso de la glucosa como combustible metabólico. Esto aumenta la captación de glucosa por parte de las células. Los niveles altos de glucosa en sangre favorecen la secreción de insulina, la cual provoca la disminución de la glucemia, haciendo que cese la liberación de insulina. La insulina también favorece la síntesis de lípidos y la síntesis de proteínas (se fomenta la recuperación de los tejidos y estructuras dañadas).
Durante y después de hacer una actividad física, se aumenta la sensibilidad a la insulina. Al contraerse los músculos durante el ejercicio, se activa otro mecanismo totalmente separado de la insulina. De esta forma, las células pueden aprovechar más cualquier insulina disponible y ser usada como fuente de energía.
¿Y qué dicen las últimas investigaciones?
La revista PNAS publica una investigación del Hospital Clínic-IDIBAPS de Barcelona y del CIBERDEM. Esta abre una nueva puerta médica para tratar la diabetes tipo 2 y el síndrome metabólico.
Los investigadores de estas entidades y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) han descubierto que el ejercicio físico mejora la sensibilidad a la insulina. Esto es debido a que los músculos liberan determinados microRNAs que articulan la expresión de genes en el hígado que agilizan la tarea de la insulina. Los microRNAs son pequeñas moléculas que están implicadas en la regulación de varios procesos biológicos. Estos pueden secretar casi todas las células y se distribuyen a través de la sangre en los exosomas, unas pequeñas nanovesículas capaces de transportarlos. Convirtiéndose en un sistema potencialmente muy relevante para la comunicación intercelular.
La investigación ha constatado que, en respuesta al ejercicio, tienen lugar cambios en el patrón de los microRNAs que albergan estos exosomas.
En conclusión, parece claro que el efecto de la actividad física en la glucosa varía según el tiempo que lleva activo junto a otros factores. El ejercicio puede reducir la glucosa en la sangre hasta 24 horas o más tras él. Ya que hace que el cuerpo sea más sensible a la insulina. En este sentido, parece que se visualiza un campo de investigación trascendental para identificar nuevos biomarcadores para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento.
Moverse siempre ha sido bueno. Parece que tras este estudio, es importante también para mejorar la sensibilidad de la insulina y ayudar a protegernos frente a la diabetes. Así, que ¡a aplicarlo!