Sobreprotección hacia las personas con discapacidad ¿apoyo o error?
Casi por instinto, la naturaleza de padres y madres lleva a proteger a los hijos en todo momento, pero especialmente en la infancia.
Este instinto de blindaje se hace aún más evidente cuando se trata de personas que sufren patologías distintas que les causan una discapacidad. La necesidad de defensa y protección es entonces mayor y, en ocasiones, esto tan humano de proteger al ser querido trae consecuencias negativas.
Construir una burbuja alrededor de las personas con discapacidad, especialmente en los niños pequeños, dificulta explorar sus potencialidades y mejorar la autoestima. Por eso hay que analizar bien los comportamientos que se tienen hacia las personas queridas con discapacidad. Puede ser que, en lugar de ayudarles, les estemos haciendo la vida menos independiente y, en definitiva, libre.
Consecuencias de la sobreprotección
Algunos de los efectos en niños y adultos de esta sobreprotección son:
- Falta de autonomía y seguridad al tomar sus decisiones o al enfrentarse a retos que se le presentan.
- Más vulnerabilidad frente al acoso escolar o laboral.
- Frustración y agresividad.
- Sentimientos de inferioridad, soledad. Sentirse amenazados por el entorno.
- Dependencia recíproca entre padres e hijos.
- Acostumbrarse a una excesiva atención y preocupación.
- Falta de interés y despreocupación por los asuntos personales, ya que se da por hecho que otros lo harán en su lugar.
Niños con discapacidad sobreprotegidos
La preocupación por la salud, el miedo a la discriminación y el abuso, junto al miedo y la culpa por la discapacidad son el detonante de estas conductas sobreprotectoras hacia los hijos con discapacidad.
Según señala un estudio del Texas Tech University Health Sciences Center “la falta de expectativas paternas y la sobreprotección hacia un niño con discapacidad pueden causar la baja de su autoestima y la imposibilidad de alcanzar su máximo potencial. Ambas son formas de discriminación. La internalización de esta discriminación hace que la persona con discapacidad llegue a creer que es menos capaz que una persona sin discapacidad”. Por eso es tan importante que los padres no sobreprotejan al niño y le causen, sin querer, más problemas.
Un ejemplo claro de esto está en los problemas físicos asociados a determinadas patologías. En el caso de los niños con problema de lenguaje. Este se retrasa aún más porque los padres no exigen mayor esfuerzo en el lenguaje verbal de sus niños porque ya los están disculpando por su problema. Igual con otra serie de problemas que precisan sobre todo de un gran esfuerzo físico por parte de la persona con discapacidad. No se trata de forzar sino de estimular y también exigir, como se haría a alguien sin estas patologías, un esfuerzo.
Evitar la sobreprotección. Un reto imprescindible.
La educación precisa de un apoyo fundamental en todos los sentidos. Y este debe basarse en el respeto, la disciplina y el amor. Con estos componentes se podrá proporcionar al niño una crianza equilibrada donde haya afecto y educación.
Las familias deben comprender que, aunque estemos en una sociedad donde el error es siempre negativo, probar y equivocarse forma parte del aprendizaje del niño. Así, es imprescindible reforzar y resaltar las tareas bien realizadas y los logros y también es importante marcar metas, señalar los retos aún no alcanzados y enseñar a valorar el esfuerzo y la perseverancia.
Por lo tanto, es necesario fomentar en el niño con discapacidad la autonomía y responsabilidad, siempre en adecuación a la discapacidad de este y sus posibilidades.
Estimular también el aprendizaje a través del juego, así como una exploración del entorno supervisado si necesario. Potenciar igualmente la solución de problemas y la búsqueda de alternativas por sí mismo e impulsar el esfuerzo personal para conseguir lo que quiere.
Hablar es entenderse, por eso, impulsar un diálogo en la familia abierto para que el niño se sienta libre para expresar sus ideas y gustos es también muy importante.
Conclusión
En definitiva, a veces, esta ayuda incondicional produce el efecto contrario sobre las personas que queremos ayudar (y, que en ocasiones, no nos lo han pedido). Sobreproteger a las personas con discapacidad limita su inclusión en la sociedad, y esto es lo último que debemos hacer si lo que buscamos es apoyar a que todas ellas sean personas autónomas e independientes.
Lo que sí es importante es buscar en la ciencia y en la tecnología todo el apoyo necesario para integrar, estimular y apoyar a las personas con discapacidad, y conseguir que, por sí mismas, consigan llegar al máximo de sus capacidades.